Aún no entiendo porque hay veces que se necesita contar tus más íntimos secretos a alguien en quien confías, realmente no son un pecado ni una carga, entonces ¿porque hacerlo?.
De repente un día, tu mejor amiga, vuelve hablarte sobre las 50 sombras y a darte la lata para que leas la trilogía , y es entonces cuando le sueltas que eres spankee y lo que eso significa, en el momento que ves su extraña expresión empiezas a arrepentirte y aunque al final le ha parecido interesante y quiere saber más sobre el tema, te queda un sentimiento más parecido al agobio que a la liberación, cuando en realidad no había nada de lo que liberarse. Pero sabes que es tu mejor amiga, que no te traicionará contándole tu secreto a ninguna otra persona ni siquiera a su pareja ¿verdad?
¿ Y que me dices de tu ex?, con el que te confesaste e intentaste que fuese tu spanker, algo que por supuesto fue un desastre total. Te encuentras con él un tiempo después y vais a tomar un café, recuerdos de los viejos momentos y de repente te pregunta, ¿te sigue poniendo que te peguen? Es entonces cuando te das cuenta que no entendió nada de aquella charla apasionada que le diste sobre el spanking, y el te dijo que te comprendía perfectamente.
Personalmente nunca le he contado a nadie mis sentimientos de spankee, no siento esa necesidad, creo que hay cosas que son mejor reservarlas, que solo se pueden compartir con esa otra persona que siente y goza como tú, y eso hace que nuestro mundo sea intimo y exclusivo, un área privada en la que la gente ajena a nuestra fantasía, están de más.
Autor: Marita Correa