Este es el título de un artículo publicado en la web Pictorial,donde se analiza el spanking en el cine americano en las décadas de los 30 a los60 del pasado siglo, y como este influyó en la sociedad americana. Y es que hubo un tiempo en que azotar a una mujer y exhibirlo, estaba bien visto, resultaba divertido y ni la justicia se oponía a ello.
A principios de 1946, una mujer de Carmel, California, la Señora J.B.M, escribió a la revista de fans de Hollywood "Screenland" para contar cuánto había disfrutado del reciente estreno navideño, La dama de la frontera (Frontier Gal), no sólo por sus encantadores intérpretes y deslumbrantes vistas Technicolor, sino por salvar su matrimonio, enseñando a su marido como propinarle unos azotes.
Después de regresar de la guerra, ella se esforzaba por reanimar la convivencia, no obutvo el éxito esperado y causó bastantes problemas... Y aquí estaba la solución."Desesperado, después de ver el espectáculo, probó la pequeña filosofía de Beverly", escribió la Sra. J.B.M. –“Los papas azotan a las mamas porque las quieren”. Si bien este enfoque anticuado probablemente no funcionaría en todos los casos, lo hizo por nosotros, y agradecería la oportunidad de darle gracias públicamente a la película de Universal.
La carta es misteriosa, ¿describe el juego erótico o el abuso conyugal?, pero el contexto es lo de menos, “La dama de la frontera” era una de por lo menos cinco películas con escenas de spank, que fueron estrenadas solamente en 1945.
A pesar de que la película culmina con un minuto de nalgadas para su estrella Yvonne de Carlo, el guión era tan absurdo que ni siquiera se molestaron en hacer críticas.
Desde los inicios del cine hasta la década de los 60, el spanking ya era parte rutinaria de cierto tipo de romance de la gran pantalla.
Durante décadas, película tras película, mujeres astutas y sagaces, caían rendidas a los pies de los hombres que las amaban. Era entretenimiento, comedia ligera, un consuelo para una cultura preocupada por el avance de la liberación de la mujer, y esta era una manera de tranquilizar a los estadounidenses de que la mujer liberada siempre había sido un problema y había una solución honrada y amorosamente disciplinaría.
Las películas con escenas de spanking, se convirtieron en un modelo a seguir. La señora J.B.M, no fue la única nalgueada fuera de escena, a la que no le importaba seguir esta práctica.
En la película de 1963, McLintock, cuando un joven está molesto por las acciones de una chi que apenas conoce de nada, la agarra y la pone sobre sus rodillas, olvidando que su padre, John Wayne, está justo detrás de él. Cuando el joven levanta su mano para propinarle un azote a la chica, Wayne le coloca una pequeña paleta. En un momento, la hija de Wayne, está siendo azotada, y los clamores de la chica resuenan a través de la casa, mientras Wayne enciende un cigarro, feliza de compartir sus deberes parentales. Días después la pareja está comprometida.
Incluso cuando los azotes no llegan a ocurrir, la mera amenaza ya asegura un romance, una conexión tan clara para los personajes de la película como para los espectadores. En Oklahoma (1955), un joven trata de calmar a su novia, diciéndole: "Deja de preocuparte o te azotaré." De repente, mientras se aleja de ella, la importancia de sus palabras lo noquea. Se vuelve lentamente hacia atrás y le pregunta: ¿Qué te parece si nos casamos? De alguna manera se da cuenta, que el dominio sobre su trasero, es el dominio de su corazón.
Sin embargo, normalmente, el hombre sabe todo el tiempo que la ama, el mayor conflicto es conseguir que la mujer reconozca sus sentimientos. En The Living Ghost (1942), el "héroe" hace creer a la chica que su muerte es inmminente, para que ella admita su amor. Por supuesto la película termina con una escena de azotes.
En Flying Down to Rio (1933), vemos el dilema interno de la mujer visualizado. Atrapada en una isla con su posible amante, Dolores Del Río le grita su desprecio, pero luego su interior sale de su cuerpo y se burla de su falsa reserva. Pronto, ella deja caer esa reserva y besa al tipo, pero cuando ella se niega a casarse con él, la azota.
Algunas de estas mujeres tienen también la osadía de meterse en los negocios de su marido, como Myrna Loy en The thin man goes home (1945), algunas son engreidas como Elizabeth Allen en Donovan's reef (1963), otras se niegan a actuar como cantantes en And the Angels sing (1944) y Look for the silver lining (1949), algunas son demasiadas echadas para delante como las mujeres de El coqueteo (1931) o Más fuerte que el deseo (1939). Todas estas mujeres son culpables de salir de su esfera, de asumir una independencia, que muchos espectadores estaban deseosos de ver restringida.
En Abandonar a todos los demás (1934), Joan Crawford comienza una discusión sobre su derecho a salir con un hombre casado, diciéndole a Clark Gable que es "libre, blanca y veinteañera", un eslogan de mujeres “estúpidamente” liberadas. Cuando golpea a Gable, la coge y la azota con un cepillo para el pelo. Lleva un tiempo, pero finalmente el mensaje llega a través de esto. Al final de la película, ella expresa su devoción a Gable, no con palabras, sino entregándole el cepillo para el pelo. El mismo gesto ocurre al final de Taming the Wild (1936). Una fantasía de sumisión voluntaria que se reproduce repetidamente.
Incluso cuando la azotes son un poco más fuerte de lo normal, como en “Professional sweetheart” (1933) y Love, Honor and Behave (1938), la mujer sigue siendo devota. En Frontier Gal, el héroe fuerza dos veces a su esposa sexualmente, ella con su sonrisa feliz después del acto asegura a la audiencia que esto no era una violación, sino su deseo secreto. Otras películas no son tan extremas como estas, pero también en ellas, la mujer independiente no quiere nada más que ser vencida.
Algunas de estas mujeres son explícitas sobre su necesidad de ser nalgueadas. En Union Pacific (1939), cuando le dicen a la actriz que sólo jugará sus juegos hasta que "el hombre adecuado venga y le de los azotes que se merece", Barbara Stanwyck responde: "¡Ah, ese es el hombre con el que sueño!" En State of the Union (1948), Katherine Hepburn lamenta que su marido rebelde ya no se preocupe lo suficiente por ella para castigarla. "Haría cualquier cosa por un buen azote en mi extremo sur", dice con nostalgia.
Las mujeres en estas películas son retratadas como las culpables, no sólo de ofensas contra sus hombres, sino también contra su comunidad, y por lo tanto sus castigos son a menudo asuntos públicos. En Frontier Gal, casi todos los jugadores clave de la película observan. En Mclintock, cuando John Wayne zurra a su esposa Maureen O'Hara, la ciudad de la frontera entera jalea vigorosamente mientras contempla el espectáculo.
Autor: Marita